Artículos de las psicólogas

¿Qué hacer frente al exceso de información sobre la crianza de nuestros hijos en edades preescolares?

Ps. Dominique Dattas G.

 

¿Le saco el pañal a mi hijo o todavía no es edad para ello?, ¿estará atrasado en su desarrollo del lenguaje o aún tengo que esperar que crezca?, ¿será esperable que golpee cuando un hecho le molesta si aún tiene sólo 3 años? Claramente no sabe cómo pedir lo que desea y necesita, ¿será para preocuparme o quizás, no es para tanto? Por otro lado, vemos a quienes se preguntan por estilos de crianza, ¿le enseño desde ya a mi hijo que sea autónomo en todo lo que hace o es mejor que todavía le realice sus cosas para que no se frustre constantemente y primero pueda sentirse seguro?

Como padres de niños/as preescolares a la hora de tomar decisiones en términos de cuidado y crianza respecto de nuestros hijos, sabemos lo difícil que es poder estar seguros sobre qué camino escoger sin miedo a equivocarnos en ello. Las temáticas son variadas y el exceso de información que recibimos por distintos medios sobre cómo educar a nuestros hijos, qué hacer en diversas situaciones y variadas posibilidades en cuanto a la mejor manera de sobrellevar la parentalidad, hace que nos veamos sobrecargados de contenidos que nos nublan al momento de ejercer nuestro rol de padres. Ante dicho escenario, cabe reflexionar sobre cómo hacerlo para tomar éstas decisiones y quedar tranquilos sin confundirnos por otras alternativas que pueden ser igualmente válidas.

De ahí surge la pregunta ¿cómo filtrar la información correcta que nos llega?, ¿qué deberíamos seleccionar y qué no? Difícil tarea, pero no imposible. Si pensamos en nuestros niños del mismo rango etario, nos daremos cuenta que ninguno es igual a otro en términos de la evolución que presentan sus áreas de desarrollo y de lo que puedan requerir en cada una de ellas. Existen momentos en donde nuestros hijos necesitan ciertos elementos y otros no, por lo mismo el tiempo es sabio en ese sentido en ir mostrándonos cuándo es la instancia adecuada para solicitar y recurrir a cierto tipo de información que me pueda ser útil en aquella circunstancia vital que está viviendo mi hijo.

Sin embargo, pareciera ser relevante no dejarnos engañar y dejarlo simplemente“a manos del tiempo” también es necesario que tengamos en cuenta que en cada edad y etapa del desarrollo ocurren ciertas tareas importantes a las cuales debemos estar atentos para que así no se convierta el tiempo -por el contrario- en nuestro“peor enemigo” en esos momentos. Por ejemplo, entender que por desarrollo maduracional-biológico, el control de esfínter diurno normalmente se adquiere entre los 2 y 3 años, lo cual ocurre muchas veces anterior al nocturno, que habitualmente se logra entre los 3 y 5 años de edad (Almonte & Montt, 2012) o por ejemplo que es esperable que entre los 3-4 años de edad, el niño sea capaz de ponerse alguna prenda de vestir solo o de sacar la colación de la mochila, así como a los 2-3 años ya se espera que un niño pueda decir frases simples y que sean comprensibles en su entorno.

Estos pequeños eventos tan marcadores en cada edad también nos brindan un cierto punto de referencia por el cual movilizarnos a la hora de necesitar objetividad para tomar una decisión respecto a los niños, por lo mismo pasa a ser nuestra brújula para orientarnos frente al exceso de posibilidades de acción. Además, aludiendo al tiempo, cabe destacar que la intervención temprana ha demostrado ser muy efectiva cuando los niños requieren algún apoyo específico.

Tomando en cuenta lo anterior, tampoco podemos olvidar que cada niño/a presenta su particularidad y en ese sentido para poder decidir lo mejor para él, probablemente sería pertinente que los adultos nos detuviéramos a observar cómo es nuestro hijo/a, su temperamento, los eventos psicosociales que ha vivido, su historia familiar y el contexto de vida que lo rodea para poder comprender qué sería lo mejor para él o ella. De esa manera observar detenidamente a nuestros niños, nos podría ayudar a conocerlos aún más como para saber qué información de lo que estoy recibiendo es más coherente con la individualidad de mi hijo y con lo que creo que él/ella necesita.Sumado a la cuota de intuición parental y la propia historia personal que también permite ser una segunda brújula en lo que se cree mejor para nuestros niños.

Desde la posición parental, pareciera ser exigente pensar en todos los elementos que juegan un papel importante a la hora de tomar decisiones sobre el cuidado y la crianza, pero también podría ser aliviador pensar en lo relevante que es el no sobre exigirse por leerlo y saberlo todo, que no todo lo necesita nuestro hijo y que tal como dice el dicho“el que mucho abarca, poco aprieta”y a pesar, de que es importante estar informados y mucho nos aportan las redes sociales en esto, a veces el exceso de información puede tender a confundirnos y olvidamos lo que realmente necesita y queremos para nuestro hijo.

Es por esto que el priorizar en una o dos fuentes de información que sean confiables y nos hagan sentido, podría ser una vía más llevadera que contar múltiples fuentes distintas, a la hora de solicitar guía.

 

 Fuentes de información sugerida:

-Chile Crece Contigo: https://www.crececontigo.gob.cl/

-Amanda Céspedes, neuropsiquiatra infantil: https://www.fundacionamanda.cl/nosotros/